Y sucedió que viajaron desde el este y
encontraron una llanura en la tierra de Sinar, donde se establecieron con el
deseo de hacerse un nombre para sí mismos. Referencia
bíblica: Génesis 11:2-4
Viajando desde el este, la gente encontró un lugar
adecuado para asentarse: una llanura en la tierra de Sinar. El nombre "Babilonia",
de hecho, deriva de "Babel", el nombre que reciben la ciudad y la torre
al final de esta historia. Por tanto, Sinar forma parte de Babilonia, uno de
los lugares más significativos de la narración bíblica.
Aunque Dios había ordenado específicamente a su
pueblo cuidar y administrar la creación (ver Génesis
1:28), la motivación declarada en la Biblia para que la
gente se estableciera en esta tierra y construyera una ciudad y una torre era
contraria a la voluntad de Dios. Ellos "deseaban hacerse un nombre para sí
mismos" (Génesis
11:4), lo que demuestra que su preocupación principal era
ellos mismos, no necesariamente administrar la creación de Dios. Querían
engrandecerse a sí mismos en lugar de usar sus dones para glorificar al Señor.
Algunos antiguos comentaristas judíos creen que la
frase "hagámonos un nombre" podría referirse a Shem (shem
= nombre en hebreo), o incluso al nombre del propio Dios. En otras
palabras, esto podría haber sido un deseo entre la gente de hacer sus propios
nombres tan grandes, que serían más renombrados que Shem quien había recibido
la bendición de su padre, Noé. Puede que incluso desearan ser tan famosos como
Dios mismo.
Del mismo modo, el pueblo deseaba permanecer en un
solo lugar, en lugar de extenderse por toda la tierra como Dios quería que
hiciera Su pueblo. Esto también revela una rebelión flagrante contra los
propósitos de Dios para Su creación y el orgullo equivocado de la gente.
No solo es Sinar el lugar donde se construye la
Torre de Babel, sino que también está relacionado a muchas otras historias importantes de pecado y
juicio en la Biblia. Desde Génesis hasta Apocalipsis, la tierra
de Babilonia se utiliza para resaltar situaciones en las que vemos un exceso de
orgullo humano y rechazo del Señor.
Por ejemplo, más adelante en la narración bíblica,
cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, guerreó contra Jerusalén y la sitió,
tomó muchos objetos del templo y los llevó a la tierra de Sinar, colocándolos
en la casa de adoración de su dios falso (Daniel
1:1-3). Si bien el cautiverio del pueblo de Israel en
Babilonia fue extenso, la mención específica de Sinar muestra la adoración de
dioses falsos que tenía lugar allí, la destrucción del templo sagrado del Único
Dios Verdadero y el mal uso de los objetos sagrados que se encontraban en él.
Incluso en el último libro de la Biblia,
Apocalipsis, Babilonia está relacionada con la inmoralidad. La mujer "borracha
de la sangre de los santos, la sangre de los mártires de Jesús", es
llamada "Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las
abominaciones de la tierra" (Apocalipsis
17:5-6). Aunque se la conocía como un lugar de gran maldad,
de gran perturbación, temor y juicio, Dios todavía promete que un remanente
fiel de su pueblo será liberado de Sinar:
“En aquel día, la raíz de Isaí será
exaltada como señal para los pueblos; las naciones buscarán su consejo, y su
morada será gloriosa. En aquel día el Señor volverá a extender su mano para
recobrar al remanente de su pueblo que haya quedado en Asiria, Egipto, Patros,
Cus, Elam, Sinar, Hamat y en las costas del mar”.
—Isaías 11:10-11
NUESTRA RESPUESTA
Cuando rezamos el Padre Nuestro, la oración que
Jesús mismo enseñó a sus discípulos, decimos "Santificado sea tu
nombre" (Lucas 11:2).
Aquí, Jesús está enseñando a los discípulos a orar no sólo para que ellos
mismos santifiquen el nombre de Dios, sino para que Dios siga santificando Su
nombre en toda la tierra.
Esta postura del corazón se opone directamente a las
motivaciones de la gente de la Torre de Babel. Su deseo era "hacerse
un nombre". Querían que sus propios nombres fueran santificados.
Además, rechazaron la llamada del Señor a extenderse por toda la tierra (Génesis 1:28), y en su lugar
confiaron en su propia sabiduría al desear permanecer en un solo lugar.
¿En qué aspectos quiere que se conozca su
nombre? Tal vez quieras distinguirte como el
mejor atleta, el mejor padre, el mejor panadero, el mejor entrenador, el mejor
trabajador, o tal vez incluso el mejor cristiano. Dios nos llama a hacer
nuestras buenas obras en amor y servicio a nuestro prójimo sin preocuparnos de
si nos distingue por encima de los demás. No debemos buscar que nuestro propio nombre
sea reconocido por nuestros logros, sino que la Palabra de Dios sea declarada a
través de nosotros.
Como humanos
pecadores, tenemos tendencia a ser posesivos. Encontramos algo que queremos y
nos negamos a dejarlo ir, a pesar de lo que Dios dice que es bueno para
nosotros. Al quedarse en un lugar, la gente de la Torre de Babel se plantó en
un lugar, esencialmente declarando que su camino era mejor que lo que el Señor
los llamaba a hacer. Todo esto proviene del orgullo.
Jesús dice en
su Sermón de la Montaña: "Bienaventurados los mansos, porque
ellos recibirán la tierra por heredad" (Mateo
5:5). Esto es un recordatorio de que Dios cuidará de
nosotros; no necesitamos engrandecernos a nosotros mismos. No necesitamos
confiar en nuestras propias ideas sobre lo que es bueno para nosotros. Podemos
confiar en el Señor y glorificar Su nombre, confiando en que Sus caminos son
mejores que los nuestros.
Además, podemos confiar en Su voluntad para nuestras
vidas, en lugar de confiar en nuestros propios deseos. Todos los que creen en
Él tienen ante sí la promesa de una recompensa mayor, incluso mayor que el
recuerdo de nuestros nombres aquí en la tierra. Y esa gran recompensa es la
eternidad con Dios mismo.
UNA ORACION PARA ESTA SEMANA
Querido Padre Celestial, te pedimos que Tu nombre
sea santificado en nuestros corazones y en nuestras vidas, y a medida que el
conocimiento de Tu nombre se extiende por el mundo, te pedimos que la gente en
todas partes te vea y te reconozca. Aparta de nuestras mentes y labios todo
orgullo propio, y ayúdanos a confiar en Ti, en lugar de en nuestro propio
poder. Fortalécenos contra el mal que este mundo nos ofrece y guárdanos como un
remanente fiel en una generación descarriada. Te lo pedimos en el nombre de
Jesús. Amén. RM5123S
No debemos buscar que nuestro propio nombre
sea reconocido por nuestros logros, sino que la Palabra de Dios sea declarada a
través de nosotros:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
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