Muchas personas tienen
ideas muy confusas sobre la labor del juicio en la era futura. La idea popular
sobre el tema es más o menos la siguiente:
El Padre, vestido de
juez, con pelo plateado y mirada severa, está sentado en un gran trono blanco.
A su lado está el Salvador, con ojos amorosos y rostro suplicante. El mundo de
los hombres está reunido ante él. Se acercan en filas cerradas, con el rostro
inclinado hacia el Juez. Se dirige a la gran mayoría de ellos con voz
estruendosa y les ordena que se muevan hacia la izquierda. Temblando de
desesperación, huyen a toda prisa y son inmediatamente capturados por una
guardia de demonios, a los que arrastran rápidamente, gritando de terror,
abajo, abajo, abajo. Entre la muchedumbre que avanza, viene uno de vez en cuando,
que es reconocido inmediatamente por el Salvador como un verdadero cristiano;
es presentado como tal al Padre, quien, con una voz modulada, lo acoge a su
derecha, donde es inmediatamente coronado y sentado con los ángeles para ver el
resto de la escena solemne. Esta obra de separación continuará hasta que todos
los que han vivido hayan pasado ante el tribunal, siendo el período de tiempo
ocupado algo menos de 24 horas, lo que constituye "el día del juicio".
Aunque algunos de los
rasgos de esta imagen están tomados de la imaginería simbólica de la Biblia,
toda la concepción está muy lejos de ser bíblica. En cuanto a la reunión del mundo
ante el Juez en una especie de revista militar, y la separación inmediata de
las clases, aunque hay una semejanza en la figura, está necesariamente tan
lejos de la realidad como un tipo lo está de su antitipo
TRES
GRANDES PERÍODOS DE SEPARACIÓN
Son, nos parece,
claramente revelados en la palabra de Dios: "La separación de la cizaña
del trigo". Mateo 3:10,12; "la cizaña del trigo".
Mateo 13:37,43; "y las ovejas de las
cabras". Mateo 25:32.
La primera separación
está en el pasado. Jesús mismo, cuando estuvo en la tierra,
limpió el suelo de la casa judía, reunió el trigo en la iglesia evangélica y
arrojó la cizaña a un fuego que, culminando en la destrucción de Jerusalén, aún
arde contra el judío. Lejos de poner a esta nación en fila ante Él, ni siquiera
fueron conscientes de la prueba que se hizo entonces, y fueron condenados
porque no conocían el día de su visitación.
La segunda gran
separación debía tener lugar al final de este aionos
[edad], es decir, al final de la dispensación del Evangelio. Esta obra se está llevando
a cabo en medio de nosotros, y el mundo y la iglesia mundana no saben nada de
ella. Así, en la última gran cosecha, en la era del juicio, la verdad de
Dios, la espada de dos filos, cumplirá silenciosamente, pero con seguridad, la
obra de división; y esta Palabra, no hablada sino escrita, manifestará
claramente las ovejas y las cabras.
EL
TÉRMINO "DÍA"
En los tiempos bíblicos
se utilizaba con frecuencia, al igual que hoy, para abarcar un
periodo de tiempo largo pero definido; como, por ejemplo: "El
día" en que "Jehová Dios hizo la tierra y los
cielos". Génesis 2:4.
"El
día de la tentación en el desierto". Hebreos.
3:8. [40 años]. "El día de la
salvación". 2 Corintios.
6:2 [dispensación del Evangelio].
En cuanto al período
incluido en "el día del juicio", si el estudiante utiliza
fielmente una Biblia de referencia o una concordancia, y averigua la cantidad y
la clase de trabajo que se hará "en ese día", pronto
se alegrará de aceptar la explicación de Pedro de que "un día es para el Señor
como mil años"; y, creyendo en la Revelación de Jesucristo,
se regocijará en la promesa que contiene de "reinar con él mil
años". En cuanto a
EL
TIPO DE JUICIO
Si queremos obtener la
verdad, debemos consultar la Palabra. En el libro de los "Jueces"
encontramos que después de la muerte de Josué, los israelitas abandonaron a
Jehová y adoraron a Baal. Para hacerles entrar en razón, se permitió que sus
enemigos triunfaran sobre ellos. Cuando se arrepintieron, "Jehová levantó jueces que
los libraron de las manos de los que los saqueaban". Por ejemplo, "Cuando
los hijos de Israel clamaron a Jehová, Jehová
levanto un libertador, Otoniel. Y
el espíritu del Señor vino sobre él, y juzgó a Israel, y luchó, y prevaleció; y
la tierra descansó cuarenta años", hasta que Otoniel murió. La
tierra descansó durante “cuarenta años", hasta la
muerte de Otoniel. Esto continuó durante todo el período de los Jueces hasta
Samuel, que "juzgó a Israel todos los días de su vida". Cuando
Samuel envejeció, los ancianos de Israel le pidieron "un rey que nos juzgara como
a todas las naciones". 1 Samuel.
8:5,20.
Un juez, entonces, era
una persona buscada, un líder deseado, que libraría a su pueblo de la opresión,
traería justicia a los oprimidos y paz y alegría a aquellos sobre los que
ejercería su autoridad.
El mundo, e incluso la
iglesia, en la actualidad, engañada por una teología no bíblica, rechaza la
idea de la presencia de Cristo para juzgar [gobernar] el mundo, como algo que
debe ser temido por todos. No así los profetas de antaño, inspirados por el
Cielo. Para ellos era el tiempo grande y glorioso por el que, como dice Pablo, "la
creación gime". Escucha a David y a los dulces cantores de Israel,
en el primer salmo cantado, por el primer coro divinamente designado, mientras
el arca era llevada a casa.
Que los cielos se
alegren,
Y que la tierra se
regocije:
Y que los hombres digan
entre las naciones,
El Señor reina.
Que ruja el mar y todo
lo que hay en él:
Que se alegren los
campos y todo lo que hay en ellos.
Entonces los árboles
del bosque cantarán en voz alta
A la presencia de
Jehová,
PORQUE VIENE
PARA JUZGAR LA TIERRA.
Da gracias a Jehová
Porque es bueno,
PORQUE SU MISERICORDIA
ES ETERNA.
Podríamos multiplicar
las citas como las anteriores, pero deberían ser familiares para el estudiante
fiel de la Palabra
¿POR QUÉ "todos
los santos profetas desde el principio del mundo" han anhelado "aquel
día" en que el ungido estaría presente para gobernar, reinar,
juzgar?
¿POR QUÉ el
cristianismo en este momento retrocede ante la mera mención de ese día?
EN
"EL DÍA DEL SEÑOR"
Como en los días de la
creación, hay una tarde y una mañana. Así, los judíos cumplían con su horario:
comenzaban el día con el atardecer. Esta es la orden de Dios. Primero la cruz,
luego la corona. La noche duró cuarenta años para los hijos de Israel. Para la Iglesia
evangélica duró siglos. Así que las naciones de la era venidera deben
correr primero la carrera antes de recibir el premio. Todavía no están en la
pista - el camino estrecho. Y en su prueba, como en la nuestra, debe
haber "llanto por una noche, pero alegría por la mañana".
Muchos, al no haber "explorado
las Escrituras" como se les ordenó, sólo han visto esta noche de
oscuridad, y se ha cernido ante ellos como un velo fúnebre, cortando la luz de
la gloria del más allá.
UNA
NOCHE OSCURA
En efecto, el
tiempo se acerca a una iglesia dormida y a un mundo ciego, durante el
cual se derramarán sobre ellos muchos males. Pero cuando hayan aprendido bien
la lección de la obediencia a través del sufrimiento, como han hecho todos los
vencedores del pasado, cosecharán la bendita recompensa.
El Día del Juicio se
divide, pues, en dos partes. En primer lugar, un "tiempo
de angustia" durante el cual las naciones serán sometidas y
humilladas, y aprenderán la lección de Nabucodonosor, su tipo, "que
el Altísimo gobierna el reino de los hombres y se lo da a quien quiere".
En
segundo lugar, una mañana en la que el Sol de la justicia
se alzará con la curación en sus alas, ahuyentando las nieblas de la
ignorancia y la superstición, destruyendo el miasma del pecado, y llevando luz,
vida y amor a los hijos de los hombres oprimidos. Durante el primer período
mencionado, se cumplen escrituras como las siguientes:
"He aquí que viene
el día del Señor, un día cruel, un día de ira y de cólera, para asolar la tierra,
y él cortará de ella a los pecadores. Porque las estrellas del cielo y sus
constelaciones no darán su luz; el sol se oscurecerá cuando se apague, y la
luna no dará su luz. [Y castigaré al mundo por su maldad, y a los malvados por
su iniquidad; y haré cesar la arrogancia de los soberbios, y rebajaré la
arrogancia de los terribles. Isaías 13:9,11.
"Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y por posesión los confines
de la tierra. Los romperás con una vara de hierro; los harás pedazos como una
vasija de alfarero". Salmo 2:8,9.
"Los gentiles se
enfurecieron, los reinos fueron sacudidos; él emitió su voz, la tierra se
derritió... Venid, ved las obras de Jehová, qué desolaciones ha hecho en la
tierra. Hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra; rompe el arco y
parte en dos la lanza; quema el carro en el fuego. Estad tranquilos y sabed que
yo soy Dios: seré exaltado entre las naciones, seré exaltado en la
tierra". Salmo
46:6,10. ¿Cómo se detienen las guerras? Obviamente por las "desolaciones"
mencionadas anteriormente. Las naciones estarán tan saciadas de derramamiento
de sangre; y por amarga experiencia se darán cuenta de la miseria de la
injusticia, la opresión y el pecado, que se odiarán a sí mismas y a sus
caminos, y se volverán gustosamente a la pureza y la paz. Pero para producir
este efecto, primero se dará la orden: 'Proclamad esto entre los gentiles;
preparad la guerra, despertad a los hombres fuertes, que se acerquen todos los
hombres de guerra; que salgan:
CONVERTID VUESTRAS
REJAS DE ARADO EN ESPADAS,
y tus podaderas en
lanzas; que el débil diga: "Soy fuerte". Joel 3:9,10. La terrible lección de
los excesos pecaminosos será aprendida a tiempo, y bien aprendida, pues "tu
pueblo estará bien dispuesto en el día de tu poder." Salmo. 110:3. Entonces, después de que
se les haya hecho aceptar que "este hombre los gobierne", encontramos
como resultado de su juicio, que ellos
GOLPEAN SUS ESPADAS
PARA CONVERTIRLAS EN REJAS DE ARADO,
Y sus lanzas en
podaderas; no alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la
guerra". Isaías. 2:4.
Los versículos
anteriores nos dicen cuándo llegará este bendito tiempo, y también otros
acontecimientos de ese glorioso día de la presencia de Cristo como Juez sobre
toda la tierra. "Y sucederá en los últimos días, que el monte [el gobierno o
reino] de la casa del Señor [el templo: el templo que sois vosotros. 1 Corintios. 3:17.] Estará en la cima de los
montes [los grandes reinos de la tierra], y será exaltado sobre los collados
[los pequeños reinos]; y todas las naciones afluirán a él. Y mucha gente irá y
dirá: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la Casa del Dios de Jacob; y él
nos enseñará sus caminos, y nosotros andaremos por sus sendas; porque de Sión
[el Templo glorificado] saldrá la ley y la palabra de Jehová, de Jerusalén [la
Jerusalén terrenal restaurada y su sacerdocio. 33:20,21].
Ahora estamos preparados para leer el Salmo 97 (KJV
Ingles), que citaremos.
"JEHOVÁ
REINA":
Que se alegre la
tierra, que se alegre la multitud de las islas.
Las nubes y la
oscuridad le rodean:
La rectitud y el juicio
[la justicia]...
El establecimiento de
su trono.
Un fuego va delante de
él,
Y quema a sus enemigos
alrededor,
Sus rayos [la verdad]
iluminan el mundo:
La tierra [las
naciones] vio y tembló.
Las colinas [gobiernos
terrestres] se han derretido
Como la cera en la
presencia del Señor.
En presencia del Señor
de toda la tierra.
Los cielos [los santos
inmortalizados en el
En los lugares
celestiales] declaran su justicia,
y todos los pueblos ven
su gloria.
Sión escucha y se
alegra:
Y las hijas de Judá se
han alegrado,
Por tus juicios, oh
Jehová.
En vista de la gloriosa
perspectiva que se abre ante la Iglesia y el mundo, ¿no podemos unirnos al
profeta en las palabras finales de este salmo?
La luz se siembra para
los justos,
y alegría a los rectos
de corazón.
Alégrate en Jehová, tú
que eres justo, y
dar gracias por el
recuerdo
de su santidad.
W. J. M.
R34
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